Salmo 56
(Liturgia de las Horas Jueves II).
Oración matutina de un afligido.
Misericordia, Dios mío, misericordia,
Que mi alma se refugia en ti;
Me refugio a la sombra de tus alas
Mientras pasa la calamidad.
Invoco al Dios Altísimo,
Al Dios que hace tanto por mí:
Desde el cielo me enviará la salvación,
Confundirá a los que ansían matarme,
Enviará su gracia y su lealtad.
Estoy echado entre leones devoradores de hombres;
Sus dientes son lanzas y flechas,
Su lengua es una espada afilada.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
Y llene la tierra tu gloria.
Han tendido una trampa a mis pasos
Para que sucumbiera;
Me han cavado delante una fosa,
Pero han caído en ella.
Mi corazón está firme, Dios mío,
Mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
Despierta, gloria mía;
Despertad cítara y arpa;
Despertaré a la aurora.
Te daré gracias ante los pueblos, Señor,
Tocará para ti ante las naciones:
Por tu bondad, que es más grande que los cielos;
Pro tu fidelidad que alcanza a las nubes.
Elévate sobre el cielo Dios mío,
Y llene la tierra tu gloria.